La otra crónica (la de Pepe Español) del viaje a Punta Umbría

¡Si, bien!, fue un “corto” viaje en autobús.-


Yo siempre había oído decir en el club que con estos chicos y chicas nuestros se puede ir al fin del mundo. Hasta ahí de acuerdo. Lo que no entiendo muy bien es que haya que ir hasta allí para comprobarlo y en autobús. Y mira que he hecho viajes; pero ni cuando estuve con Colon en las carabelas, ni cuando descubrimos el Amazonas mi amigo Orellana y yo; ni con David Livingstone buscando las fuentes del Nilo; nunca, nunca había estado tantas horas en un autobús. ¡Diez horas! (y eso a la vuelta, que fue la versión corta; que a la ida aún fue más rato). Al final ya nos teníamos que turnar para estirar las piernas en el pasillo. Recuerdo que en uno de estos paseos me cruce con una agüelica con pañuelo y gafas de “culo de vaso” que se iba diciendo “¡Ay Señor! (suspiro profundo), ¡llévame pronto”. Yo ya lo había propuesto: ¡el viaje en barco!, pero ni caso. Algo debí sospechar cuando nada más salir, antes de llegar a Libros, me dice uno “mira que son pesados estos viajes en autobús”, “pero si acabamos de salir”, “ya me lo dirás”. Pues si; si que son pesados, si.-


Las chicas y los chicos se portaron estupendamente, eso es cierto. Incluso estuvieron estudiando en el autobús; hubo un momento que los sorprendimos, libro en ristre, en un encarnizado foro sobre el complemento directo, que no sabía yo que le habían vuelto a llamar así. El desconcierto entre los padres fue de época. Aún queda un padre en cuidados intensivos en el hospital de Córdoba del amago de infarto por incredulidad.-


Volviendo al viaje, empezó mal y terminó mal. Pero eso es normal siempre que se sale de esta bendita provincia, y no es hacia Zaragoza o Valencia (y eso desde hace poco); se sale mal y se entra peor; ¡que bonita la carretera de Cuenca!; no me explico como puede vivir la gente con autovías a todos los sitios.


De todas maneras todo tiene sus ventajas; mientras por ahí fuera hay sitios a los que se puede ir por dos o tres autovías, aquí es mucho más sencillo, para ir a los sitios tenemos una o ninguna carretera, y es más difícil perderse. Así nos pasó que cuando llegamos a Punta Umbría nos liamos un poco con tanta carretera (lógico, llegando de noche a un sito por primera vez).


Si dejamos a un lado su duración, por lo demás el viaje muy bien; ¡lo que se aprende en los viajes por autovía!. Quien no se queda encandilado con los tejados de Écija, ¡que bonicos!, llenicos de torres de iglesias; o los de Córdoba (¡Que bonita la Giralda de Córdoba!); y los de Sevilla, ¿eh? ¿qué me decís de los tejados de Sevilla, y lo que luce su Mezquita. A mi, particularmente lo que más me gusto fue la Torre de Hércules en Segovia y el acueducto de la Coruña (ya os había dicho que el viaje fue largo, largo, muy largo). Eso por no hablar de los paisajes, con sus toros y burros de Osborne (vimos un burro igual que los toros, ¡palabra!), sus ríos, que mira que se cruzan ríos de aquí a Huelva, y su lluvia que nos cayo a la vuelta desde antes de coger el autobús, justo, justo, hasta el límite de la provincia de Teruel (como si aquí no hiciera falta el agua).


A mi en lo de los paisajes lo que más pena me dio es el desfiladero de Despeñaperros, que creo que se les está cayendo, porque lo están llenando de unos “tirantes” que son como puentes de autovía o de ferrocarril, puestecicos entre los dos lados del barranco para que ofrezcan resistencia y no se caigan las montañas; y han tenido que poner un montón. ¡Que pena con lo bonito que era!.-


Un vez en Punta Umbría hubo de todo. Los apartamento preciosos; la comida un poco menos preciosa en un chiringuito de la playa que nos concertaron. Abundante no fue mucho, aunque tiene una explicación; nos debieron confundir a todos con atletas y no es bueno comer mucho antes de las competiciones. Además pudimos disfrutar de un vino muy típico de Huelva que se llama Don Mendo (¡si!, ese mismo que aquí ya casi no se encuentra, y es porque se consume casi íntegramente en Punta Umbría) y que ponían en todos los restaurantes; lo servían en dos versiones; primero en su botellica normal, y cuando te veían cara de “notendríaotracosaqueesteyaloconozcodecasa” te traían el mismo vino pero metido en una botella de Rioja (o eso nos pareció a todos).-


¡Ahora, eso si! la gente encantadora. Conocimos al Alcalde y como se enteró de lo del ayuno nos dice “esto lo soluciono yo (frase típica en período electoral), ustedes no se pueden ir de aquí así”. Y el sábado por la mañana coge el hombre y nos organiza una cacerolada de berberechos al vapor por el morro, para que nos fuésemos con buen recuerdo de allí. ¡Oye!, y que acudió todo el pueblo a acompañarnos; y algunos se disfrazaron y se pusieron a cantar con mucha gracia en un escenario. Al acabar dice el Alcalde “como nos ha gustado la cosa, a partir de ahora lo haremos todos los años en recuerdo vuestro; y lo llamaremos Carnaval de la Luz, ¡hala!”. Y allí todos emocionados. Fue precioso.-


Ya el domingo vimos la carrera. ¡Bueno!, la vio Agustín que estaba acreditado y podía ir por donde le daba la gana; y también mi mujer desde Perales, que se conectó con la página web de la federación que lo retransmitía en directo (ya es gordo que la llame para decirle que el chico ha terminado la carrera y sea ella que está a casi mil kilómetros la que me de detalles de todos y todas estando yo a veinte metros del espectáculo). Los demás vimos lo que pudimos. Yo que estaba en cámara de llamadas solo veía espaldas. Centenares de espaldas alejándose todas a la vez y que al rato venían de frente y una a una, con cara de haber padecido mucho (yo me sigo maravillando que haya 2.300 personas que se peguen una paliza en autobús para correr todos a la vez, entre unas cuerdas de colores, cuando se lo mandan unos señores que no son ni sus padres ni sus madres; y por un premio que nunca es dinero, y que solo se llevan los que entran los primeros. Pero los hay, que yo los he visto).-


Después a recoger y para casa en otro “corto” viaje en autobús.-


Y nada más, ¡hasta otra!. Bueno si, que el próximo lo hacemos en barco. Por favor.-


Posdata: me acaba de llegar este correo electrónico desde Cariñena:


Me echasteis de Teruel,

En mala hora a fe mía,

Y con sentimiento cruel

Jure que me vengaría.-

Os alcance en Punta Umbría,

Donde os agrié la comida.-

Al fin se cumplió mi esperanza

Despacico y sin estruendo,

Allí llegó la venganza,

la venganza de Don Mendo.


Pepe Español.-


(las fotos no son de Pepe)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja ja ja, eres un crack Pepe

Anónimo dijo...

fenomenal, pero has omitido la versión del guiñote - morra