La rejilla de Pepe Español

Muy buenas a todos a todas. ¡Pues si!, el domingo 16 he estado en Calatayud participando en la sexta prueba de la temporada: El XV Cross de Calatayud; que hasta la fecha es solo el Cross de Calatayud; no es el memorial de nadie ni se homenajea a nadie; y solo se corre el Cross de Calatayud, no hay campeonatos autonómicos, ni militares ni nada parecido. ¡Perfecto! Ya dije una vez que me encantan las cosas sencillas.-

Siguiendo, pues, con la sencillez, he estado dando vueltas a dejar el inglés un poco de lado de ahora en adelante. No hace mucho María José nos mandó un correo en la que nos daba una amplia relación de términos ingleses en esto del correr. Es impresionante; prácticamente no se emplea el castellano. Como considero que es más tontería que otra cosa he decidido volver a poner el castellano en el mundo del atletismo; así que allá voy.-

En mi pueblo (Galve) a esto de correr siempre se la ha llamado corrida. Todavía el 16 de agosto se hecha el siguiente pregón: “¡Se hace sabeeeeeer, que a las siete de la tardeee, tendrán lugaaar, en Carramarillas, las corridas de San Roooooque!. Y no es un vulgarismo; si miráis el diccionario de la Real Academia en una de sus acepciones dice que es lo mismo que “carrera”. ¡A ver! ¡listos!; ¿de donde os parece que sale lo de las corridas de toros?.-

Así pues, vamos a llamar a los “cross” “corridas campo a través”; bueno, casi siempre; y digo casi siempre porque cuando es en un parque, como en Calatayud deberíamos decir “parque a través”; o mejor “a través del parque”; las palabras por su orden, ¿o no?. Resumiendo, y aplicando todo lo que hemos aprendido hoy, lo que he hecho este domingo es participar en la . ¡Veis como queda mucho más bonito!; y lo que es mejor, cualquiera que no tenga ni idea de atletismo, se va a enterar de lo que he estado haciendo. ¡A que sí!.-
Decimoquinta Corrida a Través del Parque “Ciudad de Calatayud”

Yendo ya a lo que fue la carrera lo primero que os puedo decir es que para mi correr en Calatayud es como correr en casa; como la familia de mi mujer es de Velilla de Jiloca (que está a 10 kms de Calatayud), vamos bastante a menudo.- Diréis “¡y a mí que! ¡¿Qué tiene que ver esto con la carrera?”. Pues tiene que ver y mucho.- Llega el domingo y después de ver el recorrido de la corrida me salgo a calentar por las calles del entono de la plaza de toros, ya que por el parque con tanta cinta delimitando el circuito (¡que ojo si da vueltas el “condenao”!), tanto perrito, tanto padre, y tanta gaita, no hay quien se mueva.- Salgo pues por las calles y me encuentro con el primer conocido, uno del pueblo que vive en Calatayud, y que se empeña en que tenemos que ir a almorzar, “¡pero tastontooqueeee! (me dice) ¡¿cómo vas a correr con el estómago vacíooooo?!”. No consigo convencerlo que para estar ocho horas podando frutales habrá que estar bien “almorzao”, pero para correr media hora, mejor no llevar mucha cosa en el estómago. Solo consigo convencerlo que para almorzar ya es tarde, que mejor nos vamos a tomar un vermut (con la esperanza de que siempre será menos abundante; ¡si, si!).- Nos vamos al “Caballero 1” que es un bar que está al otro lado del Paseo, en lo que vendría a ser el “Ensanche” de Calatayud, y que ¡tiene unas tapas y unos montaditos que quitan el hipo!, así que nos liamos con las anchoas, los champiñones, las croquetas y abundante vermú de Terrer- Terrer es un pueblo que está cerca de Calatayud, saliendo por la “Puerta de Terrer”; ¡genial, no!; ¡vivan las cosas sencillas, otra vez!.-

En esto que van llegando más conocidos, y más montaditos, y más croquetas y mas vermú; hasta que uno me dice:

- Pero tu no tienes una carrera a las once y media.-
- ¡No! A las once y veinticinco.-
- Pues ya deben estar dando la salida.-
- ¡No fastidies!.-

Miro el reloj y justo, las once y veinticinco, así que dejo las croquetas, el vermú y la buena compañía y a correr hacia el parque se ha dicho.-

A la que llego los corredores ya han dado la vuelta pequeña y media de la primera de las grandes. Pero ¿creéis que eso me amilana?; ¡ni hablar!. Ya me conocéis, entre la admiración de los asistentes, al terminar la primera vuelta grande ya me he desdoblado y estoy empezando a adelantar a mis competidores (aquí lo podéis comprobar si Javier ha colocado la fotografía que mando). Al terminar la segunda vuelta grande ya me he puesto en cabeza. El entusiasmo de la multitud no se puede describir con palabras.-

Cuando me queda poco más de media vuelta para entrar en la meta me alcanza, muy serio y atento, un empleado de la Ferretería que hay en las “cuatro esquinas” (también en Calatayud hay un sitio que le llaman las cuatro esquinas). Era un señor alto, delgado, como de unos cincuenta años; peinado perfectamente a raya en su lado derecho de la cabeza, con una bata azul marino y pantalón y zapatillas de deporte. Llevaba una bolsa grande al hombro y me dice que ya había encontrado las tijeras de podar que fui a encargar el día anterior, y que me las traía; también me traía cinco rejillas para la estufa de la cocina que no tenía muy clara la medida que le había dado, y que como hablando, hablando salió el tema de la carrera de hoy, pues que me las traía y así no tenía que esperar otra semana; que escogiera la que quisiera; y que no dejara de correr que el me las iba enseñando.- Claro; ante semejante afán por dejar satisfecho al cliente, no me atreví a decirle que si podía esperar cinco minutos. Por otra parte tampoco me pareció bien entrar en meta con un señor con bata que me pondera las excelencias de las rejillas de las estufas de leña de la ferretería de las Cuatro Esquinas, mientras las croquetas y el vermú de Terrer están “apuntico” de volver a ver la luz. Así que antes de llegar a la altura de los fotógrafos nos paramos, que tampoco conviene dar que hablar, y ¡alé!, ponte a recordar la medida exacta de la circunferencia de la estufa, que es algo que, como os podéis imaginar, me “preocupaba enormemente” en ese momento.-

Total que a la que me decido por una de las rejillas ya me han adelantado todos mis competidores. Aunque en un último esfuerzo, y con unas tijeras de podar y una rejilla de estufa en las manos, aún consigo alcanzar a siete compañeros antes de entrar en la meta. Todo ello con gran decepción del público que, al igual que yo, esperaba ver por fin mi primera victoria. En fin quizá la próxima.-

¡Ah! y por si faltaba algo, la rejilla no vale y tengo que volver a la ferretería a cambiarla.-

Pepe Español.-

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