La crónica de Zuera

El disgusto que llevo me ha impedido contaros hasta ahora lo acontecido en Zuera y que no ha sido sino una muestra más de la desgracia que me persigue sin parar desde que me dedico a esto de correr por esos mundos los fines de semana.-
 
Pero en fin; tampoco es justo que os quedéis sin saber lo que realmente ocurrió en Zuera. Así que allá va.-
 
Imaginaros por un momento que sois un jabalí que esta tranquilamente en la riera del río Gállego a sus raicecicas, pasándoselo en grande hozando entre los chopos y las junqueras. Mañana de niebla y frio (unos dos o tres grados), y el bicho tan feliz pensando que ¿quien demonios se va a acercar una mañana  así por allí? (dicho sea de paso,  los pocos del pueblo que se dejan ver ponen cara de pensar de nosotros lo mismo que el jabalí).-
 
Bien. Está pues, el animalico tan tranquilo a sus cosas, cuando de pronto se ve venir hacia él una marabunta de señores mayores corriendo, la mayoría en calzoncillos y en leotardos unos pocos, pero todos con muchos coloricos y mirando al suelo (aquí Javier habrá colocado la foto de la salida).-
 
El pobre jabalí, que está en prácticas,  se asusta, como es natural (había que vernos), sale corriendo por delante y cuando lo vamos a alcanzar se sube como puede a un arbolico junto al río (todo esto me lo contó el después, que como nosotros íbamos mirando al suelo no nos dimos cuenta de nada). El pobre animalico que no está diseñado para trepar, llega un momento que no puede más y se cae del arbolico. Y ya os podéis imaginar cuando; justo cuando acabo de adelantar al junior que luego ganará la carrera y me he puesto el primero (la foto que Javier habrá colocado por aquí cerca es de unos instantes antes, cuando estoy iniciando la maniobra de adelantamiento). Y ¡ojo!, que los junior y juveniles habían salido un minuto antes que los veteranos (esto fue cosa nuestra, la organización nos pidió consejo a los abuelos porque la salida con tanta gente es un caos, y nosotros pensamos en darles un minutico de ventaja a los chicos, que luego ya los iríamos cogiendo).-
 
Bueno, a lo que estamos: El Jabalí, con más miedo que alma, se me agarra como puede a las espaldas, y desesperadico perdido me pide que lo saque de allí,  que le a dar un algo con tanta gente detrás de él y que no aguanta más. Así que por no dejar el pobrecico con el susto que llevaba dejamos el circuito y seguimos río arriba hasta Gurrea de Gállego donde tenía a la familia. En el camino me cuenta que es un adolescente de prácticas, es decir, que lo han dejado solo para que fuera aprendiendo lo que es buscarse la vida. Al llegar a Gurrea lo dejo con su madre, una jabalína muy amable que me agradece mucho el gesto y que insiste en que me quede a comer y nada más. Aunque yo consigo convencerla de que tengo que volver y terminar la carrera.-
 
                Vuelvo pues y entro en el circuito por el mismo punto que lo había dejado (no vayan a decir que hecho trampas), pero ¡claro! ya habían pasado todos. Así que no me queda más remedio que iniciar un esprín largo que aun me permite alcanzar o ocho participantes antes de llegar a la meta (Javier os habrá colocado más fotos ilustrativas).-
 
                ¡En conclusión!, que nuevamente se ceba en mi la mala suerte. espero que en la próxima le toquen a otros este tipo de cosas. Que ya sabemos que pasan, pero ¡hombre!, siempre al mismo, ¡no es justo!
 
                Hasta la próxima.-
 
                Pepe Español

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